Aunque los lazos materiales desaparecen con a muerte de un Ser Querido,

los espirituales se fortalecen cuando nos unimos con ellos en oración.

El Vuelo de la Mariposa

Susana: Relato de vuelo

12/04/2019

Susana: Relato de vuelo

Relatado por José Luis

 

 Experiencia de Susana (15 de octubre del 2002 —19 horas). (Su 1ª Experiencia)

 

Margarita, a quien en su casa también llaman Clair, es una chica que se había ido al más allá seis meses antes de esta experiencia, tras un accidente de automóvil. Tenía entonces 31 años. Nos reunimos en casa de Margarita cuatro hermanas, un hermano, la novia de éste, el marido y el hijo de una de ellas, la madre de la casa y yo.

En ese tiempo aún dudaba de la realidad o no de lo que más tarde nominé como “El vuelo de la mariposa”. Sabía que era una experiencia maravillosa y terapéutica pero nada más. En un par de ocasiones sin embargo, al terminar la experiencia me dijeron que habían visto a una niña, pero como no me lo habían dicho cuando la estaban viendo, no sabía si era la misma niña ni quién era. Supuse que era mi hija, pero tenía que convencerme.


Esto lo cuento ahora, en el año 2018, para que veáis que yo también necesitaba “PRUEBAS.” Os recuerdo que yo partía de la creencia de que la muerte era el final de las personas. Sólo daba crédito a lo que opinaban los científicos, los medios de comunicación,…y los vecinos: ¡Vamos, lo que había en el ambiente! Aunque después he visto que la mayoría de la gente cree que “¡algo habrá!”, yo creía que no había nada más, que la muerte significaba el fin de las conciencias de las personas.


El caso es que yo estaba con la mosca detrás de la oreja: ¿podría ser que esa niña fuese Elena?


Como ésta era, con seguridad, la primera vez nadie sabía el nombre de mi hija, antes de empezar, les dije que en la experiencia solía aparecer una niña y que creía que podía ser mi hija. Que si veían a alguna otra persona, no dejasen de decírmelo para preguntarle cómo se llamaba, ya que eso era muy importante para mí.


Recordar que en aquél tiempo yo mismo no sabía si era real que conectásemos o no.


Aquél día vivieron la experiencia dos hermanas, una cuñada y un hermano. Cada uno de ellos independientemente. Quiero decir que en aquella ocasión guié a cuatro personas que no nos conocíamos previamente.

 

Y, quizá lo más importante, después de este día, en sucesivas experiencias, nos ha ido anunciando que ella me ayuda a conseguir que la comunicación se realice. Que esa es una de sus misiones encargada por Jesús.

 

Comenzamos:

La primera hermana (Susana), al ver a su hermana Rosa, se emociona muchísimo y grita entre sollozos. Entonces ésta desaparece. Sin embargo Margarita sigue viéndose envuelta por la luz.

Le digo que busque ya que su hermana debe estar por allí, sin embargo responde:

Susana: ¡Me han dicho, “baja”!

Animador (extrañado con la voz y con la palabra): A quien te ha dicho «baja», dile que te lo explique mejor. Dile que qué es lo que quiere decir.

Susana: ¡Bájate!

Animador: Dile que ¿de dónde?

Susana: ¡De la luz!

Animador: Pregunta: ¿me puedes decir dónde estoy?

Susana: ¡Conmigo!

Animador: Pero, ¿no ves a esa persona con la que estás hablando?

Susana: ¡No!

Animador: Dile, ¡oye, que no te veo! Chico, quien seas, ¡que te quiero ver! Así no se puede hablar, quiero verte ¿Dónde estás?, venga, que te quiero ver. ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas? ¡Pregunta!

Susana: ¡Elena!

—En serio que yo no podía imaginar que esa voz viniese de Elena, así que mi corazón se llenó de gozo y con gran emoción dije:

Animador: Elena, hija; ¿por qué motivo le dices a Mª que se baje de la luz?

Susana: (sorprendida): ¡Ah!, pero ¿es tu hija?

Animador: ¡Sí! a ellos (a la familia que está presente) se lo acababa de decir por señas (Margarita se encuentra con los ojos cerrados, aunque plenamente consciente).

Elena: Porque ella no está aquí.

Animador: ¿Quién, Margarita?

Elena: ¡Sí!

Animador: Y, ¿tú la puedes llevar con Margarita?, ¿te lo permiten?

Susana: Dice que sí.

Animador: Pues entonces, ¡llévala! ¿Tú conoces a Margarita?

Susana: Dice que sí.

Animador: Y, ¿cómo es Margarita?, ¿qué carácter tiene?

Elena: ¡Tiene muy mala leche! (se ríen en la casa, confirmando la información)

Animador: Se ríe al decírtelo, ¿verdad? ¿La estás viendo?

Susana: ¡No!, sólo veo luz.

Animador: Hija, ¿la puedes llevar con Margarita ?—Dijo que sí, ¿verdad?— (1) ¡Venga, pues dale la mano y llévala con ella...! ¿Jesús lo permite, verdad, hija? (2)

Elena: ¡Sí!

Animador: Bueno, pues ¡venga!, llévala con Margarita.

Susana: ¡Que me dice que me baje!

Animador: Pues si tiene que bajar, dale la mano y bájala tú. ¿Puedes hacerlo?

—No pasa nada.

Animador: Elena, hija, ¿puedes ir a por Margarita y traerla aquí?

Susana: Ahora dice que ¡no!

¾Sirva de aclaración ante la aparente contradicción: Elena está diciendo que la puede llevar con Margarita. (1) Dice también que Jesús lo permite. (2) Sin embargo dice también que no puede ser ahora porque se ha asustado. (3). Como veremos en una segunda experiencia, Margarita estaba mucho más tranquila y pudo conectar perfectamente con su hermana.

 

Animador: ¿Por qué crees que se ha ido Margarita?

Elena: Porque se ha asustado. (3)

Animador: Elena ¿puedes decir a Margarita que cuando lo volvamos a intentar con Susana, se va a controlar? ¿Se lo puedes hacer saber?

Elena: ¡Sí!

―Dice Margarita que ahora la luz que ve es morada. Pregunto a Elena que qué significa esa luz morada y responde:

Elena: Que se baje.

 

—Finalmente la traigo de vuelta y a continuación lo intentamos con otra hermana.

 

 

Después de esta experiencia hizo «El vuelo de la mariposa» una segunda hermana (Florita).

Desde siempre he sido muy respetuoso con el contacto con La Otra Dimensión y hemos empezado poniendo nuestros anhelos en las manos de La Luz Infinita. Además, en aquéllos tiempos, solía pedir juramento al ser con quien nos estuviésemos comunicando.

Preguntamos a Margarita que nos dijera si había visto a Jesús y nos respondió que él estaba allí con ellos, que era “paz” y “amor”, incluso hizo sentir a Florita una intensa emoción.

Cuando, en su experiencia, llevaba un buen rato hablando con Margarita ocurrió lo que sigue:

 

Florita: ¡Dice la niña que quiere hablar con su padre!

Animador: Dime, hija.

Elena: Papá, gracias por ayudarme.

Animador: Te estoy ayudando ¿verdad cariño, hija?

Elena: ¡Sí!

Animador: Y tú a mí. Me has devuelto la vida, hija. Da muchas gracias a Jesús. Y pídele que me ayude y que me/nos dé fe para que ya no tenga dudas nunca más

Florita: Da muchas gracias a Jesús de parte de todos por dejarnos hablar con vosotras.

Elena: ¡Tened fe!

Florita: ¡Pues claro que tenemos todos fe!

Animador: Pues que nos la dé siempre, que no nos falte en ningún instante, porque solamente pensar que no existís..., me muero.

Oye, Clair (Rosa), cuida de mi niña. Oye, ¿cómo es mi hija, qué carácter tiene?

Florita (riendo): Dice que la niña cuida de todos. ¡Es muy rica...!

La Madre de Margarita (Clair): ¿La ves?

Animador: ¿La estás viendo?

Florita: Estoy viendo a Clair y tiene la mano en la cabeza de la niña; le toca el pelo. Pero a la niña la veo como si tuviera una luz, como si el pelo fuera rubio y ya, todo se va en luz.

Animador: ¿Puedes ver hasta donde le llega el pelo? ¿Cómo tiene el corte del pelo?

Florita: Sólo veo después de la nuca, la luz. ¿Lo tiene por encima de los hombros?

Animador: Hija, ¿quiere Jesús que yo siga haciendo esto? Esto Jesús lo quiere ¿verdad, cariño?

Elena: ¡Sí!

Animador: Y ¿quiere que yo haga esta labor?

Elena: ¡Sí!

Animador: Porque esto hace feliz a las personas, ¿verdad?

Elena: ¡Claro!

Animador: Ese es el sentido de mi vida. Le doy gracias a Dios por habérmelo mostrado.

Elena: ¡Vale!

Animador: ¡Gracias hija!

Elena: A ti, papá.

 

Florita siguió con su experiencia. Se comunicó con otros dos seres queridos y pudo también ver a “Flapi”, la perrita de la casa que ahora juega con su hermana en el Más allá. Ella no se imaginó (como afirmó luego) que los perros siguieran viviendo en el Otro lado.

 

Un mes más tarde, al finalizar la experiencia con otra persona, di a Elena las gracias por ayudarnos y ella respondió:

Elena.―«De nada. ¡Es mi cometido!».

No supe reaccionar en aquel momento, pero en la siguiente ocasión, (hay que tener en cuenta que siempre eran diferentes personas) pregunté a Elena que qué había querido decir con eso de «que era su cometido». Su respuesta fue:

Elena.―«Jesús me ha encargado la misión de ayudarte a ti en esto».