Aunque los lazos materiales desaparecen con a muerte de un Ser Querido,

los espirituales se fortalecen cuando nos unimos con ellos en oración.

El Vuelo de la Mariposa

Testimonio de Luisa

11/05/2019

Testimonio de Luisa

Les quiero compartir mi experiencia de hoy en el vuelo 12.01.19. Yo perdí a mi hija Fátima María con 22.5 semanas de gestación, abrió sus alas el Jueves 25 de Abril de 2013 a las 20.30 horas, la diva luz fallecida, se asfixió con el líquido amniótico. Es mi única hija.

Y mi madre murió de una embolia cerebral el mismo día que cumplió los 33 años. 04.06.1990 a las 8.37 de la mañana.
En la tarde de hoy hicimos el vuelo.

 

 

Y mi madre murió de una embolia cerebral el mismo día que cumplió los 33 años. 04.06.1990 a las 8.37 de la mañana.
En la tarde de hoy hicimos el vuelo.

 

 

Y mi madre murió de una embolia cerebral el mismo día que cumplió los 33 años. 04.06.1990 a las 8.37 de la mañana.
En la tarde de hoy hicimos el vuelo.

 

 

 

Tuve la oportunidad de poder ver a mis dos seres queridos, mi Hija y mi Madre.
Les puedo asegurar que ha sido muy real y una de las mejores experiencias de mi vida.
Llegué a un prado que estaba lleno de margaritas y había un enorme árbol del cual caían unas hojas verdes muy bonitas.
Abracé el árbol muy fuerte y me subí a su copa.
Al horizonte vi un campo y niños jugando al balón.
Fui volando hacia ellos.
Me acerqué a un niño, lo abracé y besé con todo mi amor y él me correspondió.
Era muy vergonzoso, le pregunté por mi hija, si la conocía y él sonreía y con el dedo me señalaba al fondo.
Había un parque y niñas.
Me imaginé que estarían celebrando algo.
Le dije al niño que si me podía llevar hasta ahí ya que yo no conocía el lugar y él tímido y vergonzoso no hacía nada. Fui hacia otro niño y él sí aceptó y los otros niños nos siguieron.
Estaban muy contentos, iban cantando.
Llegué al lugar y había una niña, la abracé y besé.
Sentí un calor confortable y la niña me correspondía. Su olor me recordó al aroma de mi madre.
Le pregunté por mi hija y me señaló a lo lejos.
(Esa niña era mi madre)
Se veía una cabaña, le dije si me podía llevar, no lo dudó en ningún momento.
Nos cogimos de la mano y corriendo me llevó.
Se frenó en seco cerca de la cabaña, había un abeto enorme con un color verde radiante.
Yo no veía a nadie.
Pregunté por mi hija, mi madre sonreía, yo no dejaba de mirar a un lado y a otro y de detrás del abeto se oyó "mamá estoy aquí, mamá estoy aquí".
Salió hacia mí, mis llantos no los podía controlar, obviamente eran de felicidad. 
Me abrazó muy fuerte, me besaba, yo me la comía a besos.
Su aspecto era igual al mío cuando yo era pequeña y desprendía el mismo olor que mi madre.