Aunque los lazos materiales desaparecen con a muerte de un Ser Querido,
los espirituales se fortalecen cuando nos unimos con ellos en oración.
12/04/2019
Este vuelo tuvo lugar el 1 de octubre del 2016.
Era el tercer o cuarto vuelo en el que participaba y como en anteriores vuelos no había conseguido visualizar nada.
Había una chica que era la primera vez que hacia el vuelo y había entrado sin dificultad. Además empezó a visualizar a familiares de otros participantes que venían a darles mensajes. Así, por ejemplo, estuvo viendo al marido de un señor que tampoco consiguió entrar en el vuelo. Por las cosas que le decía y por como lo describía, este señor estaba seguro de que aquél que había venido y que esta chica veía, era su pareja.
Cuando esta conexión terminó, José Luis me preguntó por cómo me había ido y, mientras hablábamos de mis dificultades para entrar en el vuelo, esa misma chica dijo que veía a una señora y preguntó si alguno de nosotros la conocíamos. La describió perfectamente, pero ninguno sabíamos quién era. La chica dijo que esa señora había aparecido en su vuelo. Ella continuaba conectada cuando yo estaba hablando con José Luis. Por la descripción que hizo, yo no tenía ni idea de quien podría ser, pero como parecía que era a mí a quien conocía, José Luis le dijo a esta chica que le dijese a la señora que me abrazara. La chica vio cómo me abrazó y empezó a tocarme la espalda. Decía que ya no me iba a doler y que tenía que animarme y bailar y cantar. Esta señora venía vestida de flamenca y estaba muy contenta, como celebrando algo.
Lo de que tenía que bailar y cantar me sorprendió, porque yo siempre he sido muy poco bailón y es algo que mi mujer siempre me recrimina. Pero lo que más llamó mi atención fue lo que dijo de mi dolor de espalda. Yo llevaba más de seis meses con dolor de espalda. El médico me había diagnosticado artrosis de columna. Una enfermedad degenerativa inherente a la edad y que se apreciaba perfectamente en las radiografías que me habían hecho.
Para no extenderme mucho, resumiré que por una serie de circunstancias averiguamos que esta señora era la madre de otra chica que también estaba en el vuelo y que tampoco logró conectar. Se llamaba María.
A esta chica yo la conocía porque habíamos contactado a través del foro de “Renacerás” pues ella y yo habíamos tenido la suerte de tener una experiencia de las que llaman de “muerte compartida”, prácticamente calcada cuando murió su madre y cuando murió mi padre. Ambos pudimos “ver” cómo ellos salían de cuerpo, atravesaban el nuestro como si fuera una descarga eléctrica y se iban hacia su nueva existencia.
Además fue ella la que me dijo que había oído hablar de un señor que hacía algo que llamaban “El vuelo de la mariposa”…
Ese día del vuelo, 1 de octubre, hacía un año que la madre María se despidió de ella y ya no volvió a hablar y falleció poco después.
De esto hace ya más de dos años. María y yo nos hemos conocido en persona. Ahora que he visto la foto de su madre y he vuelto a escuchar el vuelo, veo que aquélla chica la describió perfectamente.
Por supuesto, la espalda no me ha vuelto a doler. Pero como yo siempre he sido muy racional y mi mujer casi más y siempre me decía que todo esto era algo psicológico, me animó a ir de nuevo al médico a volver a hacerme radiografías, para que me convenciera de que todas estas historias son eso: historias que tenemos solo en nuestra cabeza.
Eso hice, y cuando el médico vio las nuevas radiografías se quedó sorprendido, porque apenas había rastro de la artrosis. Le pregunté que cuál podría ser la explicación de aquéllo (por supuesto no le conté nada de esto) y dijo que la artrosis es irreversible, que si no se veía tan claro como la vez anterior era porque a lo mejor la postura o las tomas no habían salido igual, pero que desde luego era sorprendente.
Creo que poco más hay que decir. Ni María ni yo hemos conseguido experimentar la maravillosa experiencia del vuelo de momento, pero ambos tenemos pruebas (y en mi caso más que palpables) de que ellos siguen ahí, cuidándonos.