Aunque los lazos materiales desaparecen con a muerte de un Ser Querido,
los espirituales se fortalecen cuando nos unimos con ellos en oración.
13/04/2019
Mi bebé se me sentó en mis piernas, me tomó mi cuello con sus dos manitas, me abrazó y empecé a platicar con él. Lo vi muy feliz.
Llegué al templo. Vi una luz clara y a la vez como violeta.
Salí del templo, caminé hacia afuera, vi árboles, flores y me subí al árbol y a lo lejos vi un río.
Me acerqué al río y eché polvos de estrellas y anuncié mi llegada. Salieron unos pececitos de colores. Cogí uno y lo empecé a acariciar y lo abracé y empecé a sentir su cabello como lo tenía mi bebé, su aroma lo percibí y tenté su cara y su nariz y vi que era él. Le pregunté por su abuelita y me llevó hasta donde ella estaba con muchas personas. Llegué hasta ella y la saludé. Mi bebé se me sentó en mis piernas, me tomó mi cuello con sus dos manitas, me abrazó y empecé a platicar con él. Lo vi muy feliz.