Aunque los lazos materiales desaparecen con a muerte de un Ser Querido,
los espirituales se fortalecen cuando nos unimos con ellos en oración.
14/04/2019
Mi hija Lucía se marchó hace 20 meses con tan solo 14 años y se sucedieron varios acontecimientos que me hicieron llegar a conocer la labor que desde el vuelo de la mariposa realizáis, así que tuve claro que tenía que contactaros.
Quería contaros que hace unas semanas acepté la generosidad de José Luís de la Rica y del equipo que colabora con él, con el fin de experimentar el vuelo de la mariposa.
Mi hija Lucía se marchó hace 20 meses con tan solo 14 años y se sucedieron varios acontecimientos que me hicieron llegar a conocer la labor que desde el vuelo de la mariposa realizáis, así que tuve claro que tenía que contactaros.
El resultado de mi experiencia fue satisfactoria desde el punto de vista de la calidez y del amor que pude percibir en la actividad, aunque tal vez yo me encontrase en un estado de nerviosismo y no suficiente calma para poder seguir las indicaciones en la meditación.
No era capaz de seguir los pasos marcados por la guía, aunque sí tuve la sensación de que en algún momento iba a estar con mi hija, porque yo iba hacia un islote, iba no sé cómo, sobre el mar y en un momento dado algo me hizo perder ese enfoque, esa visión. Aunque después hubo un instante en el que Juanita intervino diciendo que había visto a una niña de más o menos la edad de mi hija. Ahí, me dio un sobresalto el corazón, sentí que era ella. Todo ello me indica que no estoy lejos de alcanzarlo y como me comentó José Luís tal vez tenga que intentarlo de forma más restringida, ya que al no tener experiencia, me desconcentro con mayor facilidad. Yo traté de no tener expectativas algunas, pero claro, obviamente tienes la ilusión de conseguirlo e interaccionar con tu ser querido y esa agitación puede ser contraproducente para el objetivo.
No me queda más que agradecer a José Luís y a todos los compañeros su trabajo y seguir intentándolo en cuanto me sea posible. Mientras puedo volver a contar con el tiempo para hacerlo, practico la meditación de manera personal para tratar de estar mejor preparada.
¡¡Millones gracias!! ¡¡Muchos besos!!
María
José Luis, te digo cómo fue mi experiencia con El vuelo:
Lloré, lloré, lloré, lloré mucho con el Ave María.
Llegué al templo llorando. No tomé el polvo de estrellas, no pude encontrar el cofre.
Cuando salí de ahí me encontré con un banco de plaza bajo un árbol. Me senté y de frente alguien me llamaba, cuando me arrimé era mi suegra.
Nunca esperé encontrarme con ella. Es más, nunca pensé en ella. Bueno, le pedí que me lleve con mi padre y mi madre y me llevaba con otras personas que no conocí, que no conozco.
Con todos me presenté y a todos abracé. Mi suegra sólo me decía «gracias, (ve) por allá» Iba donde me indicaba, pero no encontré a mis padres.
Después me mostró una nenita de un añito más o menos, me dijo María de los Ángeles. Y tengo más nombres que me los anoté para preguntarle a mi esposo si sabe algo, ellos a mí no me conocían.
Quise ir con Jesús y me lo mostró de lejos, ella iba de mi brazo a todos lados.
Todo el tiempo me acariciaba y me agradecía. Le pregunté por qué gracias y me besó las manos.
Como no vi a mi padres, le pregunté por su esposo, «mi suegro», y él estaba ahí nomás, casi a mi lado. Él también se mostró feliz y agradecido.
Quise volver y vinieron hasta el templo los tres, mis suegros y la nenita.
Tengo que hablar con mi esposo para deducir quién es la nena.
Mi suegro, cuando sonreía, me mostraba sus dientes, como cuando se los mostrás a un odontólogo.
Quedé contenta porque los vi felices, y ellos me mostraron el cariño de siempre. Las otras personas se mostraban felices y muy cariñosas pero no sé quiénes son.
A Jesús lo vi de lejos en un campo amarillo, sólo le vi el dorso. Sabía que era él, pero no pude llegar hasta él.
Fue maravilloso y ahora me siento muy bien. No puedo quitarme las imágenes de la mente.
Ahora estaba hablando con mi esposo. La niña es su hermana, él es el hijo mayor y nunca se habló de la pequeña. Dice que murió en una epidemia de sarampión. Cuando le dije el nombre se sorprendió muchísimo, nunca me había contado de esa pequeña.
El agradecimiento de mi suegra, él piensa que fue porque la vestí después que falleció.
Es increíble que se pueda ir a ese mundo y sentirlos vivos. Los demás eran familiares de mi esposo, su abuelo materno, su abuela que fue su madrina.
Nunca pensé encontrarme con mis suegros y la pequeña Magelita la llamaban por María de los Ángeles.
Me emociona esto, cómo nos buscan!
Un abrazo, y en cuanto pueda me conecto otra vez, quiero ver a mis padres y hermano. Abrazo, gracias, gracias, gracias.
José, sabes porque me mostraba los dientes mi suegro? Jajaja… porque siempre se los critiqué. Le decía, su boca es la de un tiburón, tiene muchos dientes, y hoy se los veía perfectos, cada vez me sorprendo más,
A la gente le falta fe, y creer.
Hay quienes, sólo creen en los vivos en la tierra, y los muertos en el cielo.
Si supieran que nos visitamos?
Nos dicen locos.
Y sigo aprendiendo y fortaleciendo mi alma y mi espíritu.
María